lunes, 30 de marzo de 2015

El ministro fisioterapeuta

Nada, nada, podéis volver a cerrar la boca. Que yo sepa, ninguno de nuestros ministros es fisioterapeuta. Ni entre los ministros, ni entre los secretarios generales, ni directores, ni gerentes, ni administradores, etc.

Somos y queremos tanto nuestra independencia que, a este paso, vamos a quedarnos solos en una isla. Vale, no tanto. Ha sido una pequeña licencia. 

Pero si que aspiramos a ser nuestros jefes (montando nuestras consultas), a recetar nuestras cositas (aquello que se determine que son nuestras cositas) y a que nadie nos diga qué tenemos que tratar y cómo (que no haya mediadores en la prestación de nuestros cuidados). Cosas así que están bien, no digo que no. Hombre por favor. Que no me parece mal, que no vengo aquí a hablar de estos libros.

Pero es que después lloramos. Yo la primera. Que si no cuentan con nosotros, que si no crean plazas, que si no salimos en las guías clínicas. O salimos sólo de refilón en las carteras de servicio más estupendas.

Nosotros, que nos queremos tanto, sabemos que valemos un potosí. Igual ayudamos en geriatría, que en las unidades de Ictus. Damos la talla luchando contra el linfedema y somos de los imprescindibles para ayudar a los niños con problemas. Sabemos que tenemos mucho que aportar en unidades de cuidados intensivos, en las distintas cirugías, en paliativos, en los cuidados domiciliarios y en mil sitios más.

Pero más allá de nosotros y cuatro más, todo ese potencial se diluye en el más absoluto desconocimiento. Casi nadie (pensar en toooooodo el mundo sanitario) sabe más allá de cuatro cosas. Eso ya lo hemos dicho un millón de veces.

Debemos tomar el toro por los cuernos. Entre tanto fisio debe existir un grupo que se "infiltre" en el organigrama político. Y que, al hacerlo, no pierda su esencia profesional.

Que nos ponga en los papeles y en las reivindicaciones. En los números y en los proyectos. Que nos abra la puerta desde dentro. Ya, el resto, nos encargaremos después de dar brillo a esa opción o "cagarla" como tantos otros grupos profesionales.

Tenemos que estar dentro, no sólo en el colegio profesional de turno. Sino también necesitamos hacernos presentes en los sindicatos, las fundaciones, las organizaciones, las instancias públicas, las direcciones de las empresas privadas, etc.

Hay que dar ese paso al frente. Estar en el verdadero origen, en el despacho donde se gestan las cosas. Ahí tiene que haber un fisioterapeuta.