lunes, 17 de septiembre de 2012

PARA TIRARSE DE LOS PELOS

Como no doy a basto, ando siempre con valoraciones pendientes de los nuevos ingresos. Algunas veces es peor, están valorados y hablo con la familia sobre su asistencia al departamento... Y después se me traspapela el abuelo.

Después me llegan sorprendidos los familiares, pues no ven que acuda. Hay entono un "mea culpa" y voy corriendo a mi cronograma, lo miro fijamente a ver si taladro un hueco y se lo asigno.

Hoy fue uno de esos casos. La mujer muy sonriente y farfullante. Por lo que empezamos ejercicios con la pelota de espuma, para brazos, coordinación, movilidad, etc.
Como se la veía colaboradora, pasamos a ponerla de pie. A la indicación de "Vamos Elena, ahora nos ponemos de pie, estiramos las piernas y nos damos un paseo" ella procedió a desatarse los zapatos, con la mejor de sus sonrisas.
- No, mujer. Hoy caminamos con los zapatos puestos. Mañana si quieres ya vemos lo de descalzarnos - y, como si tal cosa y la mejor de mis sonrisas, me agaché para calzarla de nuevo.

Con una rapidez digna de las olimpiadas, la buena mujer se aferró a mi cabellera y me zarandeó las neuronas. Creo que la idea de ponerse de pie no le parecía tan estupenda como yo creí entender.

Me convenció. Lo hemos dejado para otro día, mientras me masajeo el cuero cabelludo -que está un poco más calentito que el resto de mi cabeza-.

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