- Debería hacer usted un poco más de ejercicio.
- Si claro, pero ¿Cuándo? Si apenas tengo tiempo. Entre el trabajo, la casa, los niños, etc. Apenas tengo tiempo.
¿A qué os suena? Incluso algunos nos hemos ubicado a ambos lados de la mesa. Por lo que todos comprendemos objetivamente los dos puntos de vista.Debemos aclarar a todos, que el trabajo habitual no puede considerarse actividad física. Desde el punto de vista que buscamos al recomendar el ejercicio. A fin de cuentas, actividad física es, pero no deportiva. Un motivo es que uno no arregla humedades pensando en trabajar abdominales, estirar isquiotibiales o mejorar la resistencia. Un@ trabaja y con eso ya tiene suficiente.
El objeto de recomendar el ejercicio como actividad deportiva, es la de mejorar nuestro nivel físico, para hacer frente a ese ejercicio diario que nos da de comer y paga la hipoteca. Prevenir las temidas lesiones laborales y mejorar nuestra futura vida de jubilados.
Tanto por una actividad laboral sedentaria, como muy física, el cuerpo puede sufrir unas consecuencias muy parecidas. A fin de cuentas, somos iguales en cuanto al número de músculos, a cómo nos agachamos, con qué gestos apretamos un tornillo o qué musculatura mantiene la posición de los brazos mientras tecleamos de manera incansable.Es más, los mismos músculos participan en el esfuerzo de teclear durante horas y mantener el ritmo y el movimiento en una cadena de montaje.
Así que todos podemos sufrir dolores similares aunque desarrollemos trabajos distintos.
Por tanto, hemos de mantenernos en nuestros trece de recomendar e intentar hacer ejercicio. No digo prepararnos una maratón. Pero podemos buscar qué nos ofertan en las horas que podemos disponer, o buscar lo que nos gusta a ver cuándo lo ofertan. Podemos hacer padel, tenis, baloncesto, spinning, footing, pilates, yoga, baile de salón -si, baile-, natación o gimnasia en el agua. Hay un montón de posibilidades.
Pero podemos empezar por algo más pequeño. ¿El qué? Pues podemos bajarnos una parada antes del bus/metro. Podemos subir el último piso andando y bajar caminando. Hemos de buscar un huequito para el ejercicio. Para esto no hay excusa, bueno, seguro que encontramos trescientas. Pero ¿Cuántas no son más que una gran resistencia a iniciar algo que nos beneficia pero que rompe nuestra rutina?
Es nuestra salud lo que está en juego.



