El día once de septiembre del año dos mil, abrió sus puertas al mundo FISIOCENTER. Catorce años han pasado desde aquel día.
Mucho ha cambiado el cuento desde entonces. He cambiado de socio, casi me hundo, me he equivocado, he dado trabajo y lo he perdido. He hecho muuuuuchos números y he soltado más de una lágrima. He cerrado diez puertas y he abierto otras diez ventanas. He aprendido mucho más de lo que aporté al inicio.
He conocido mucha gente. Unos cuantos miles de vecinos han pasado por mis manos. He podido ayudar a casi todos (ayssss, con ese "casi") y de casi todos he aprendido. De sus lesiones, de sus trabajos, de sus vidas y de su forma de afrontar el día a día. Hasta he ganado alguna buena amistad. Cosas de aquello de: el "roce" hace el cariño, jeje.
He visto embarazadas, he conocido a sus criaturas. Me han visitado familias enteras y he llorado por la perdida de algún paciente. Me he reído, nos hemos reído hasta llorar en alguna ocasión. Y hasta me han invitado a algún bodorrio.
Y ahora volvemos a cambiar. He decidido cambiar un poco el rumbo. Redirigir mis pasos. No dejar la fisioterapia ¡NO, por Dios! pero si liberarme un poco más de horarios y rigideces. Dar un saltito al vacío.
Ya lo hice antes y lo volveré a hacer. Es nuestro sino. Dar saltos para poder evolucionar.
Bienvenido año quince. Tengo muchos planes para ti.