Últimamente paso bastante por la unidad de enfermería de la residencia. No porque yo lo necesite ¡Vive Dios! sino porque se van alojando allí residentes que requieren de mis cuidados profesionales.
De los ocho ingresados, seis tienen tratamiento en activo. Y para allá que nos fuimos, ya de paso hicimos caminar a otro desde el departamento.
Coincidimos, será que hoy es fiesta en Madrid, con unos cuantos familiares. Así que, sin darnos cuenta, estábamos de cháchara todos. Que si firmando la escayola de una de las abuelas, que si enseñando las fotos de la hija de mi auxiliar, que si bromeando con otro abuelo, etc.
Se produjo un momento bastante distendido y lleno de historias y buen rollo.
Esos momentos son enormemente terapéuticos. No ver a la familia y el personal enfrentado, un ambiente relajado y distendido, bromas y risas que relajan el ambiente. Hacerse próximo no tiene que significar perder el "estatus" de profesional. Porque en mi residencia, a conocimientos de fisioterapia, no me gana ni el director. Al resto me pueden ganar todos.
Los miedos son muchos, debemos luchar con todas las armas a nuestro alcance. Hacer frente con terapéutica, con palabras, con medicinas, con risas, con protocolos, con escucha activa.
Hoy los dejé a todos sonriendo. Hasta los familiares. Fue una gran sesión.
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