viernes, 23 de noviembre de 2012

ERASE UNA VEZ: UNA REUNIÓN DE EQUIPO... QUE FUNCIONÓ

A estas alturas del cuento, nadie discute la necesidad de trabajar en equipo. Ya queda muy vieja la discusión sobre multidisciplinar, interdisciplinar ocualquierotraforma. Ahora la cosa está en cómo funciona "la cosa". Distintas sensibilidades, distintas categorías, distintas opiniones, distintas visiones.

En mi centro nos reunimos por turnos y todos juntos-fuenteovejuna. Médicos, enfermeras, trabajadoras sociales, terapeuta ocupacional y fisioterapeuta. Estas dos últimas vamos a todas porque somos figuras únicas. Poco a poco, también se incorporan auxiliares de enfermería -según qué temas se traten-.

Mira que es difícil que se entienda lo del intercambio de visiones y "el triunfo" de la opinión que más gente ve como adecuada. Las auxiliares dicen que no van, porque no pintan una mona, que sólo son limpiaculos. El médico dice que no entiende por qué no se le hace caso. Las enfermeras que si la cura es tuya, que si mía. Las trabajadoras sociales que a ver quién le dice a la familia ese cambio. La terapeuta no puede acudir porque la convocaron a otra cosa. Y la fisioterapeuta -servidora- que no siempre se entera de todo, buscando el equilibrio. 

Los de la mañana porque hay mucho trabajo. Los de la tarde porque son muy pocos. Los de la noche porque se sienten olvidados.

Así cada reunión... ¿No notáis que falta algo?
Venga, os doy unos segundos para pensar... tic...tac...tic...tac...
¡Exacto! Un caramelo para el lector de gafitas del fondo.

EL USUARIO.



Sip. Creo que se podría llegar a un acuerdo mayor y más comprometido si todos pusiéramos al usuario en el medio de la reunión. Que cada uno mire bien y piense "¿Qué puedo hacer por él, desde mi puesto?". Hay se incluye cantidad de personal, turno, categoría, etc. Pero se oferta desde el otro lado. Buscando lo mejor -que no siempre coincide con lo que él quiere- para el anciano que recibe nuestros cuidados.

Creo firmemente que los equipos funcionarán genial, cuando se ponga el acento donde realmente tiene que ponerse y no en lo que yo digo que es correcto.

Y, me llena de orgullo y satisfacción, decir que la última reunión del equipo de mi residencia funcionó así. Y dio gusto.

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