Están de moda. Si, como cada vez son más, era cuestión de tiempo que nos fijáramos en ellos. Para que ellos se fijaran en nosotros. Mayores felices, mayores con estilo. Mayores con personalidad, con poder adquisitivo.
Ahí están las marcas para hacernos más apetecible la vejez. Esos mayores con personalidad, independientes, inteligentes, con energía y seguridad.
Bueno, para variar no está mal. En lugar de jovencitas famélicas, ancianas saludables y libres. En lugar de esos modelos que parecen enfadados con todo el mundo, hombres mayores de risa franca y camisa floreada, con el pecho canoso al descubierto.
Si, no está mal.
Eso si, que se mantengan así por mucho tiempo. Que Dios, Alá, Buda, el destino o la Fuerza, les mantenga tan lozanos.
Porque cuando la dependencia aparece por la puerta, toda la sociedad salta por la ventana. Los sindicatos, los partidos, las consejerías, los ministerios y los gobiernos. Todos corren en dirección opuesta al punto que ocupa.
Pero no nos bajemos de la foto.
Nosotros también nos escabullimos, como alma que lleva el diablo. Porque todos ellos y lo que hacen, lo hacen con nuestro visto bueno. Con nuestra condescendencia. Sino con nuestro apoyo. Están ahí, no nos quejemos, no protestemos. Nosotros les hemos puesto ahí. Somos así. Y todo aquel que intente algo, muere ahogado por el aparato implacable de la jerarquía, la estructura, la inercia...
Dicen por ahí "Todo el mundo quiere llegar a viejo. Pero nadie quiere serlo".
Dios nos pille confesados. Quiera Él que participemos en esos anuncios y nuestra muerte sea rápida e indolora.
Porque si nos cubre la patina de la dependencia, sabremos lo que son los recortes, el profesional que trabaja ahí porque no hay otra cosa mejor -que mole más-, los profesionales quemados por falta de todo, la soledad, la medicación que realmente no está pensada para pluripatologías, la falta de adaptación de los espacios, los tópicos, las limitaciones que vienen de todas partes, etc.
La vejez no mola, no viste.
Pero mientras, que vistan todos esos modelos de mayores estupendos con sus trajes y sus gafas.
Pues si es cierto, nuestros mayores están de moda. No solo porque se vive más tiempo como también, la calidad de vida es cada vez mejor.
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